Serenata de la despedida

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Para Johana 

Febrero. Un mes donde las personas solo se declaran amor el 14 y hacen mil promesas, sin embargo, cuando el día acaba también se marchitan todas esas flores y las palabras se van al vacío. Han olvidado los escalofríos que se sienten al mirar directo a los ojos de la persona que les gusta y expresarle todo su cariño y amor. Hoy los sentimientos están envueltos en un ambiente de ficción gracias a las películas, las redes sociales y lo inmediato de vivir. ¿Dónde quedaron esas cartas escritas a mano o aquellas serenatas al pie de la ventana? 

No todas las personas sabemos cantar, pero no es necesario ya que con unas cuantas palabras podemos decir un “te quiero” o un “te amo”. Yo conocí a una mujer hace poco y no dudé en expresarle mis sentimientos. Ella hacía que mi corazón presintiera el fuego, podía sentir el ritmo acelerado de mis latidos cuando la distancia entre los dos desaparecía. 

Recuerdo cómo cerraba los ojos cada vez que le daba una carta. Realmente, pensé que ella sería la indicada, la mujer con quien aprendería a descifrar el signo de la mariposa. Cada abrazo suyo representaba vida para mí, se lo dije de todas las maneras posibles, incluso tuve que aprender a quererla con la fuerza del viento. No obstante, al estar dispuesto a amarla de esa forma también tenía que estar dispuesto a decirle adiós, lo cual finalmente sucedió.

En el trabajo las gentes me preguntaron «¿por qué lloras?», y no tuve más remedio que mencionar tu nombre, decirles que me dolió mucho ver cómo, poco a poco, sin avisar, comenzabas a alejarte de mí cuando en realidad yo quería emprender una historia contigo y juntos descubrir el misterio del tiempo, pero eso ya no importa. 

Nunca te besé, pero estaba convencido de que un beso de la lluvia no podía compararse con un beso de tus labios. No sé en qué momento todo cambió; el viento, la mariposa y tus ojos cerrados entonaban una serenata de amor incondicional sin saber que se convertiría en despedida. Tu mano y la mía sin separarse fue otra de mis estúpidas ilusiones. Perdón por haberte querido tanto, ahora sé que el amor te encontrará al final y no tendrá necesidad de pedirte que cierres los ojos como yo lo hice.  

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