Corazón mío

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No sé en qué sentido podría mi corazón leer esto, no sé si llegará a hacerlo porque sé que aún se desmorona en fragmentos de sensaciones que ha tratado de ocultar.

A veces, quisiera mirarle, hablarle a través de la cristalización de mis ojos como si ninguna lágrima brotara de mí y derretirme en sus brazos. He buscado este mismo corazón desde que amaneció, a través de las calles y en la estación del tren subterráneo donde suelo subir y bajar cada día, esperando encontrar un rostro conocido entre miles de sombras ajenas. Y sé que no sucederá porque me evita a toda costa, evade nuestra realidad y oculta sus penas ante mí.

Le pedí a mi corazón que mirara a mis ojos cada vez que lo necesitase, que se convirtiera en la vulnerabilidad de un ser humano si así lo deseaba, le pedí que se desmoronara en mis brazos siempre que fuera posible, pero decidió encerrarse en la fluidez de su dolor.

No quería destruirlo, solo quería aprender a cuidarlo, quería saber en qué dirección corría la sangre de sus venas, el tiempo intermedio entre cada uno de sus latidos y, si alguna vez llegué a merecerlo, saber a quién le pertenecieron.

Sé que nunca lo habré de saber, es especialmente tarde si mi herido corazón ha decidido desangrarse en las lágrimas que nunca pudo dejar ver.

No sé dónde se oculta, por dónde pasa ni en qué momento, solo anhelo que pueda curar sus heridas como prometió que lo haría, y me hace sentir egoísta saber que he tardado mucho en darme cuenta de sus cicatrices cuando ya ha pasado por distintas costuras alrededor de su vivir.

Es irónico pensar que, cuando sentía que mi pecho se hundía en mis respiraciones, buscaba los latidos de aquel corazón como si fueran a reparar lo que él mismo causó, entonces caigo en la misma red a la que lo he lanzado desde un inicio y no puedo evitar que se aísle de mí sabiendo que puedo curarlo, pero también herirlo.

Las calles no tienen la misma calidez desde que terminó febrero, pero sé que el amarillo del sol volverá a recostarse sobre mi pecho, aunque ese corazón haya escapado de mí.

Nunca podrá saber todo lo que ha pasado después de eso y si lo descubre, o lo adivina, espero que sea porque tomará mis manos entre las suyas y se fundirá en mi existencia antes de que mi resignación por la suya se procese junto con todas las sensaciones que ha creado.

No sé cuánto tiempo tome, y si para cuando esto llegue a mi corazón, todo ha terminado en el punto final que ambos escribimos, daré por perdido su paradero.

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