Han pasado cinco años desde que te mandé ese mensaje después de que escuché lo que había ocurrido. No he dejado de hacerme las mismas preguntas en todo este tiempo porque es muy difícil olvidar lo qué pasó, sobre todo porque nunca sabré si pude hacer algo que te hiciera cambiar de opinión.
La última vez que hablé contigo fue un domingo por la noche, yo estaba más interesada en seguir leyendo ese libro que me tenía despierta a altas horas de la noche en lugar de quedarme más tiempo hablando contigo por mensaje. En ese momento tenía la certeza de que cualquier otro día podríamos seguir con esa conversación, pero no fue así.
El miércoles de esa misma semana recibí una llamada que cambió por completo el transcurso de mi vida. Tú ya no estabas, ya nunca podría escuchar tu voz de nuevo… nunca te volvería a ver.
Lo peor no fue despedirme de ti cuando tú estabas inerte en tu cama mientras la ambulancia llegaba, sino que tú nunca te despediste de mí. Me dolió mucho que nunca me dijiste adiós, pero peor es la culpa que siento cuando recuerdo que no le puse atención a las señales que me indicaban que no estabas bien… yo era tan joven, creí que te conocía, estaba segura que tú confiabas en mí y que si algo te pasaba acudirías a mí.
Nunca imaginé que tu vida tendría ese abrupto final.
Me gustaría tanto regresar al pasado y decirte que te quiero, decirte que pasaste tu examen y te quedaste en la preparatoria que querías, mostrarte lo importante que eres y que tenías un futuro brillante, pero eso nunca pasará.
Las cosas que no hice contigo, las cosas que no te dije, son las que se han quedado conmigo. He querido cambiar eso, recordarte de otra forma, pero no puedo, porque ahora he comprendido que nunca sabré cuándo es el último momento que tienes con alguien.
Quisiera haber aprendido de otra forma esta lección: apreciar cada minuto como si fuera el último… Porque hay tantas cosas que no hice contigo, que no te dije, pero lo que siempre pienso cuando pasa un año más sin ti es que hay tantas cosas que tú no hiciste que te habría encantado vivir, entonces, las cosas serían diferentes y tú seguirías aquí.
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