Con el cabello encanecido y mis fuerzas gastadas, con arrugas en la piel y en el alma que en ese entonces dijiste no te molestarían, he vuelta al sendero que solíamos transitar. Aledaño al camino he encontrado el árbol bajo el que nos sentamos en agosto. Muchos son los años que han pasado desde el día en que estuvimos aquí con la carne aún joven y los sueños frescos. Nos preguntamos qué árbol sería aquel que nos protegía con su copa y prometimos volver en época de primavera para verlo florecer. Hoy, más por casualidad que por compromiso, he cumplido mi promesa y aunque ya es añeja tu ausencia pues han pasado muchos inviernos en los que la nieve teje un abrigo sobre tu eterno lecho, te puedo decir, vida mía, que son jacarandas las que han florecido.
28Ana Yatzil Aguirre Rodríguez / Sobre el autor
Ana Yatzil Aguirre Rodríguez. Estudiante de Biología de la Facultad de Ciencias. Amante desde pequeña de los detalles que dotan de belleza a la vida. Encuentra en la escritura una forma de expresar los sentimientos que en el alma no pueden ser contenidos.