Ana era la ingeniera más destacada de la empresa donde trabaja, indudablemente gran parte de su éxito no se debía únicamente a su habilidad con los números, o a sus amplios conocimientos en tecnología, su verdadero secreto estaba en la sensibilidad que poseía, en su capacidad de convencimiento y esa percepción única que tenía de la realidad.
Ana tenía una vida de ensueño, tenía un sueldo envidiable, era bella y había tenido la posibilidad de viajar por muchos países. Sin embargo, ninguna sensación se compara con la plenitud que le provocaba escuchar música. Cuando su piel era acariciada por las notas, se transportaba a lugares a los que jamás nadie podría llegar, pasadizos secretos que aparecían en su mente, capaz de transformarse en cualquier sitio.
Podía pasar de un cielo nocturno y estrellado mientras sonaba Every breathe you take de The police, o sumergirse en el mar caliente durante This is love de Bob Marley, o mejor aún, las calles cubiertas de hojas secas que aparecen durante Not today de Imagine dragons. O tal vez las banquetas encharcadas cuando aparecía Skinny love de Birdy. También las suaves caricias del viento cuando era el turno de Moonriver en la dulce voz de Audrey Hepburn.
Ana es privilegiada, Ana sentía que lo tenía todo con muy poco, así era el mundo secreto de Ana.
