Esta mañana he despertado casi como cualquier otro día, me han invadido las mismas preguntas de ayer, del viernes pasado e incluso las del yo de dieciocho años. Intento evadirlas y no puedo evitar volver a pensar si estuvo bien dejar a Teresa hace unos años. Algunos días sucede que simplemente lo olvido, me voy ocupando de la cotidianidad, pero no hoy; no, esta vez es distinto, tengo la corazonada de que hay algo en el pasado que todavía me llama, y no sé si es Teresa o Josefina, María o Vanesa. Ya perdí la noción, pero sé que hay algo en mi memoria que dejé sin ponerle el punto final.
Si todo va bien, más tarde lo sabré; como cada día, tengo programado recordar a la mayoría de las personas que fueron trascendentales en algún momento de mi vida, entre ellas, por supuesto, está Teresa, una profesora que nunca me dio clases, pero si me dejó varias lecciones importantes. Pienso también en Josefina, una chica muy hábil en el arte, con un lápiz en su mano podía dibujar cosas grandiosas, sin embargo, no conservo ninguno de sus dibujos.
Es momento del primer café del día y pienso un poco en María; por las mañanas en la cafetería de la universidad yo bebía té y ella llevaba siempre a todas partes su termo con café extra cargado; desde que ya no está conmigo ahora soy yo quien lo bebe.
Vanesa es más reciente, aunque no la he visto en casi un año. Recuerdo que la última vez que coincidí con ella se separó brevemente de su grupo de amigos para saludarme, habíamos quedado a pocos centímetros del otro, solo separados por el pequeño escalón de una plataforma. Siempre me llamó la atención y algo me decía que yo también a ella. Lo sabía, esa tensión era totalmente perceptible a los sentidos. Pero no, tampoco es ella por quien tengo esta intriga.
Fue otro día desperdiciado, ya he pensado demasiado en el pasado, en ocasiones simplemente recuerdo nombres al azar, nombres que se me repiten como un eco en el tiempo y me abofetean constantemente, no sé si algún día dejaré de pensar en ellas por pensar en alguien más. Si es así, espero que no me cueste mi estabilidad emocional… otra vez.
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