Instrucciones para olvidar un amor

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Para Giovana

Empezaré condenando tu voz al olvido pues tus palabras fueron un rico veneno tan adictivo como tomar un café por las mañanas. Ya no voy a quererte, menos aun sabiendo que tus ojos tan profundos y brillantes miraron a alguien más.

Nuestras miradas jamás llegaron a un acuerdo. Podíamos estar frente a frente, pero la distancia recorría kilómetros. Tu mirada gritaba «cállate», y la mía gritaba desesperadamente «amor».

Mis manos dejarán de buscar el calor de tu piel y mis labios dejarán de desear la suavidad de tus mejillas, nunca probarán el sabor de tu boca.

Tomaré una o diez cervezas para borrar de mi mente cada parte de tu cuerpo. Olvidaré el tatuaje de tu brazo derecho, los lunares que adornan la parte superior de tu espalda, tus ojos rojos de cansancio. Olvidaré poco a poco el hermoso movimiento de tus caderas. Todo se irá, todo comenzará a marchitarse como las rosas que te di.

No me arrepiento de haberte conocido, no me arrepiento de haberte querido a la luz de la luna, pero no tengo otro remedio que enterrarte en el fondo de mi corazón para dejarte libre y en paz como deseas.

Nunca fuiste la villana de mi historia, tampoco la heroína. Sigo sin querer irme, pero, si no me extrañas ni me quieres, no tengo motivos para quedarme. Si suena ridículo no me importa, si suena cursi no me importa: yo te quise con todo mi ser y lo único que me importaba eras tú.

Tú no sientes nada por mí y esto que escribo es solo para decir adiós. Adiós a la noche, adiós a la luna, adiós a las rosas. Adiós a los desayunos que no compartimos, adiós a las cenas que no preparaste, adiós a ti.

Adiós, adiós, adiós…

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