¿Costumbre o curación?

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En primer lugar, hablemos generalmente de los rituales. ¿Acaso no es curioso que una acción frecuente se haya convertido, en sus debidas regiones, en un hito cultural que forma parte de la vida de una masa de personas por costumbre? Esto me parece muy interesante pues demuestra el poder de la influencia al interactuar.

Como hemos podido notar a través del tiempo, los rituales siempre han estado presentes en cada cultura con sus particularidades, estilos y creencias. Actualmente es posible comparar la época prehispánica con la época actual para poder darnos cuenta de que ya no se realizan sacrificios, rituales de sangre, agricultura o danzas como antes, cuando eran imprescindibles e inflexibles. Sin embargo, el cambio y la evolución han traído una serie de libertades y comodidades sobre gustos e intereses partiendo de que cada ser humano es un mundo diferente.

Entonces, ¿por qué será que los rituales pueden cambiar, pero no desaparecer? No tengo una respuesta concreta. El humano es muy complejo y sólo sabemos que es un ser social con sentimientos y razón. En lo personal, puedo decir que los rituales propios son una parte de nuestra rutina que nos identifica e incluso se vuelve parte de nuestro lugar seguro. Es irónico cómo nos solemos quejar por lo rutinario y repetitivo de nuestros días, no obstante, cuando hay un cambio, éste tiende a asustarnos, incomodarnos y hasta provocarnos ansiedad, así que… ¿Los rituales propios llenarán nuestra alma y curarán la calma?

Considero que hay momentos en los que no distinguimos cuando los hacemos, es algo inconsciente y natural de lo que ni nos percatamos, mas nos complace realizar esa actividad y sentirnos satisfechos. Por ejemplo, algunos de mis rituales en el día son despertar y mirar por la ventana, hacer ejercicio cada mañana, bailar en mi casa cuando no hay nadie por diversión, escuchar música en el transporte, a las 11:11 pedir un deseo, practicar Duolingo y agradecer en las noches… Mucho de lo que realizamos durante el día son pequeños rituales que nos forman y llenan de bienestar. Desde ahora prestemos más atención y quizás agreguemos uno más al resto.

Finalmente me gustaría destacar que, así como yo mencioné algunos rituales, cada persona posee los propios y pueden ser similares o no, y eso está bien pues representa la diversidad. Conocer más allá de nuestros propios rituales sería un buen experimento con nuestras emociones, dejando de lado el individualismo actual y mejorando la acción de compartir.

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