
Antes que la muerte tejiera
cosmología,
toda actividad humana
siempre, ya estaba y era impregnada
de morir en el oeste.
La vi,
por primera vez
con el asombro que las cosas dejan
mirando con tensa y elemental melancolía
la tumba que me había devorado,
ella, la misericordiosa, decidió,
moler mis huesos.
Para mí, no existía una vida después de la muerte
porque la vida sigue dentro de la muerte
y la muerte forma parte de la vida,
la muerte es la medida de todas las cosas;
todo es función de ella, y todo parte de ella.
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