La correspondencia de la nostalgia

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os atrás, cuando esperar los atardeceres consistía en recoger correspondencia, mi rutina empezó a verse alterada. Previo a dicho suceso, la cotidianidad se trazaba entre asistir al preescolar, regresar al hogar, jugar y posteriormente esperar mi momento favorito del día, ver el rostro de mi madre. Su entrada parecía triunfal, la vestimenta hacía dueto con su peculiar sonrisa. Mi percepción sobre ella siempre fue de un embriagante encanto.

            El tiempo parecía escaso entre la ejecución de abrir el portón y el aterrizaje de mis brazos recibiéndole. Los días transcurrían con dicha premisa, hasta que descubrí un pequeño detalle: siempre recogía un papel del buzón. ¿Qué era ese papel? ¿Por qué siempre asistía a su búsqueda? Todo parecía confuso. Mi principal pegunta fue contestada: «es una carta». Respuesta que hizo que me cuestionara ¿por qué yo no recibo cartas?

            Era obvio que no recibiría ninguna, en aquellos ayeres la correspondencia no se encontraba desaparecida del todo, pero ya no era tan recurrente o sólo se utilizaba para dar a conocer recibos o cosas por el estilo. Mi cuerpo no se vio invadido por una emoción negativa, sólo presenció un frágil cuestionamiento. Mi madre me regaló una sonrisa y comentó que quizás podría encontrar una carta para mí al día siguiente. Dicho comentario no pasó desapercibido, pero pronto fue olvidado.

            La llegada del otro día tocó la puerta, para mi sorpresa, esa sería la primera vez que veríamos envueltas en presenciar cartas escritas por algún personaje fantástico. Sin duda, cada uno me comentó historias maravillosas e incluso me obsequió un dibujo con dichas aventuras. Los días pasaron y llegó el turno del ratón Pérez, a mi consideración el mejor narrador.

            Más allá de la rutina, se instauró una complicidad mágica. Porque a pesar de saber quién escribía y dejaba las cartas en el buzón, lo descubrí por la hora en que aparecían, yo siempre entendí ese maravilloso acto como el esplendor del amor de mi madre hacia mí.

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