Rituales para la inseguridad

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Suena la alarma,

son las cuatro cuarenta y cinco de la mañana.

Quieres dormir,

pero sales de la cama para vestirte deportivamente.

 

Te ejercitas durante hora y media,

sientes el dolor en tu cuerpo,

pero continúas

porque ha dolido más la gordofobia. 

 

Tomas una ducha para calmar la tensión muscular, 

pues eso te permite seguir con tu rutina. 

Te cepillas la dentadura de manera meticulosa, 

ya que es necesario lucir unos dientes blancos y naturales. 

 

Sales para arropar tu cuerpo,

con el outfit que escogiste meticulosamente el día anterior.

Proyectas una escala perfecta en la gama de colores 

y un estilo “único” que has introyectado de la industria del fast fashion

 

Cepillas tu cabello perfectamente teñido de raíz a punta 

y de acuerdo a la colorimetría de tu cara. 

No te permites lucir tu cabello rizado, 

el racismo capilar te ha enseñado a recurrir al lisado perfecto. 

 

Observas tu rostro con acné y manchas, 

nada que el serum anti imperfecciones no pueda solucionar. 

Colocas esa mascarilla espesa color blanco a lo largo de tu cara, 

la cual te hace obtener una piel suave, tersa y luminosa.

Utilizas corrector para tapar las ojeras, 

pues te desvelaste la noche anterior leyendo y escribiendo.

Procedes a utilizar una base

que te permite reflejar tu blanquitud.

 

Cepillas tus cejas para darles forma en pico,

mostrando que el cuadro principal eres tú.

Utilizas sombra café y rizas tus pestañas, 

pintas tus labios de rojo.

 

Nada exagerado,

porque quieres lucir un look francés.

Proyectas naturalidad, elegancia y europeidad,

estás lista para comenzar con tu día.

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