Veinticinco

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Tomo un respiro, intento levantarme más temprano, ¿acaso hoy desayunaré mejor que ayer?, ¿por qué hoy es tan importante? No lo olvidé. Es mi cumpleaños número veinticinco, ¿acompañaré esta transición con una meditación, un texto, una canción? ¿Es esto un ritual?

Llevo muchos días pensando cómo celebraré este día tan grandioso, tal como lo fueron mis otros cumpleaños, pero este es especial porque sólo se cumple años una vez, ¿no?

No lo había notado, pero de cada suceso que considero relevante en mi vida, hago un ritual. Más como despedida que inicio, quizá porque me intimidan los cambios y porque el rito de la despedida me hace sentir más cerca de lo que se va.

Creo que están los rituales comunes, como despedir al año viejo y abrazar todo lo que una hizo durante un período de doce meses; o los rituales para decirle adiós a un espacio importante, una persona, un trabajo, etc. Pero también están los que hacemos propios, los que sólo nosotras entendemos, o al menos así parece, y que le dan un significado profundo a lo que pasa en nuestras vidas.

Pienso en la carta que le escribí a mi compañera perruna cuando murió y la enterré con ella. Cuando ofrecí mi sangre menstrual a la tierra porque buscaba certezas sobre mi cuerpo. Cuando fotografié cada documento que me recordaba el día que entré a la universidad o cuando escribía desesperadamente cada 31 de diciembre, con tal de que el año no se me fuera en tan sólo unas horas.

Creo que para mí el ritual es ese acto necesario que detiene la prisa del mundo a mi alrededor. Me permite valorar lo que tengo y ser consciente del presente.

Vuelvo a tomar un respiro. Ya pensé demasiado, ¿cuál será el mejor ritual que acompañe mi cumpleaños veinticinco? Noto que me he concentrado en lo que dejo atrás, en las pérdidas, en los duelos. No me culpo, así es mi personalidad que se aferra a cada persona, lugar u objeto que se aparece en mi vida. Y a veces me exaspero buscando el acto más sublime que dé un sentido único a lo que estoy haciendo.

Supongo que esta vez mi ritual será sencillamente agradecer lo que está, sin tener que sobrepensarlo.

No, no meditaré hoy, tampoco escribiré demasiado, con disfrutar del instante máximo que hoy me regala la vida, será suficiente.

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