Días en que todo sale bien

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Era uno de esos días en que todo sale bien, yo me encontraba paseando a mi perro pues hacía mucho tiempo que no salíamos juntos. Estábamos a punto de finalizar nuestra caminata cuando de pronto se soltó una fuerte tormenta, los cielos se oscurecieron y había viento fuerte por todos lados, rápido cargué a mi perro y nos fuimos corriendo a casa.

Una vez en casa, me preguntaba por qué se vino la lluvia fuerte si se supone que era un día en que todo saldría bien, en ese momento un gran rayo golpeó a un poste de luz dejando a todos sin energía eléctrica. Cada vez más las cosas empeoraban, no había luz para tener la calefacción encendida, hacía mucho frío, mi perro y yo nos estábamos congelado. No podía ser peor, hasta que otro rayo cayó muy cerca, sonó tan fuerte que una de mis ventanas se agrietó.

Ya estaba desesperado, ya quería que se acabara la tormenta, pero no fue hasta mucho después que la tormenta se acabó. Salí de mi casa para ver los problemas que había ocasionado la tormenta, miré a mi alrededor y no había nada, todas las casas estaban bien, entré a mi casa, revisé si de casualidad había regresado la luz, y sí, la luz había vuelto, me sorprendió que los técnicos la arreglaran tan rápido; fui a revisar la ventana agrietada y la grieta no estaba, tal vez había sido solo mi imaginación. Por fin me senté en el sofá y reflexionando me di cuenta de que en realidad la tormenta nunca pasó, sin saberlo, estaba dormido, la tormenta estuvo en mi cabeza y no en la realidad.

Después de estar un largo tiempo sentado, decidí salir a pasear al perro y continuar con mi día, esperando que todo salga bien.

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