Dime que estás bien

pexels-william-choquette-1034926-scaled-e1702479679670-thegem-blog-default

Eres una historia muy hermosa. Comenzaste cuando los últimos pájaros del mundo se fueron para siempre. Terminaste con un poema en francés, el cual nunca pude leer porque dejé de estudiar tu idioma. Me quedé en México para ser escritor. No sé qué fue de ti, solo sé que sigues hablando tu hermoso francés.

Cuéntame una pequeña parte de tu historia. Un día en tu vida, para que ya no viva en mi imaginación, con tu cuerpo moviéndose por las calles de Montreal. Cuéntame un día tuyo, desde que te levantas hasta que te acuestas. Quiero saber que estás bien, quiero saber que no estás triste. No pasa nada si quieres gritarme o no contestar mis palabras. Recuerda que conmigo todo va a estar bien. No tienes que fingir ser alguien que no eres en estos momentos; sé que eres fuerte y bastante amorosa, también sé que puedes sentirte frágil cuando te hago recordar sueños y vivencias; perdón, solo quiero verte y saber que estás bien. Quisiera verte de nuevo, a un milímetro de mis labios, para recordarte que mi amor no ha cambiado en lo más mínimo; sigo siendo ese niño que dejó toda su vida por ti, el mismo niño que le dio sentido a su vida por ti.

Cuando miras al cielo, ¿sigues viendo mis palabras enmarcadas en las estrellas? Ojalá nunca desaparezcan todos los versos que te escribí. Espero que en tus sueños puedas encontrarme o esconderme, lo que quieras hacer primero. Llegará el día en que mi cuerpo se aleje por fin de tus pesadillas y puedas recordarme con una sonrisa. Mientras tanto, quisiera que me pensaras bailando, embriagado y al punto de la mejor muerte de todas: en tus brazos.

Date cuenta que tu amor es de las cosas más peligrosas que he conocido en la vida. Fui capaz de hacer todo por él. Ahora que lo pienso, sigue atormentando cada aspecto de mi vida, además, de la forma más hermosa posible, con el recuerdo de un beso. Tu amor me hizo ser escritor. Cada verso que ha nacido de mí es una parte tuya, una dedicatoria infinita y constante. Tengo que agradecerte y, al mismo tiempo, maldecirte por haberme regalado una pluma negra tan hermosa y tan punzante para mi alma.

8

Dejar un comentario

X