Que cada día sea de olvido

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Olvidaba dormido, ahora solo lo hago despierto, porque dormido sueño, terminando en las memorias que no quiero, las que me agobian, de las que escapo.

Olvidar ahora es un ardid hacia mi voluntad, acecha en los rescoldos de las distracciones que organizo, pasatiempos inútiles, habilidades imprácticas, palabras moribundas y recuerdos inventados.

Los días buenos son líquidos, lagunas que puedo llenar con lo que quiera, pero sucias del ayer que contamina al mañana. Y por esto quiero que cada día sea de olvido, para poder comenzar a hablar de días en los que todo sale bien.

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