El arroyo

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Y llovió.

El huracán golpeó mi rutina,

sacudió las siguientes horas y días

con mucha agua, con mucho viento.

 

Veo el arroyo,

toma con osadía lo que no es suyo. 

Indiferente, feroz, altísimo,

invade espacios sin hacer preguntas.

 

En este día,

cuando las cosas no salen bien,

se inundan las letras en mis libros.

El pan navega bajo la tormenta,

la ropa se entierra en el lodo.

 

En cambio,

los días en que todo sale bien,

olvido disfrutar de los poemas,

del sabor del pan por las mañanas,

y de las cosas que el arroyo no me arrebata.

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