Carta para un desconocido

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Han pasado días, semanas, meses, incluso años, desde tu abandono, y quiero contarte tantas cosas que han sucedido.

 Pues… ¿Recuerdas aquella casa de color mostaza de dos pisos que quedaba en la esquina del barrio más hermoso que tiene el pueblo y que siempre que pasábamos decías que algún día la comprarías?

 Hace dos meses la compraron… y a que no adivinas las casualidades del destino, pues aquella casa la compró el compositor de la canción que algún día hicimos propia, ¿puedes creerlo?

 Imagínate que los samanes, en los que solíamos pasar las tardes cuando nos escapábamos de las clases tormentosas y nos dedicábamos amor profundo, se han convertido, desafortunadamente, en un lote baldío donde un algún día habrá un conjunto residencial.

 La terraza en donde jugábamos a mirar las estrellas y adivinar qué constelaciones eran ya no existe porque decidieron instalar un cielo Razo.

 Hace unos cuantos meses caminaba por cada uno de esos lugares y todos me conducían a tu recuerdo. Con el tiempo, ya todo cambió y hoy solo eres el melancólico recuerdo de alguien que ya no existe…

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