Nunca le di la oportunidad de existir

pexels-suzy-hazelwood-1768060-scaled-thegem-blog-default

Hace algunos años, cuando comencé a estudiar en un colegio nuevo, decidí escribirle una carta a una persona que, si bien existía, nunca le di la oportunidad de existir plenamente en mí.

 No recuerdo qué le escribí, pero seguramente le declaraba mi amor y admiración. ¡Era tan libre! No le importaba lo que los demás dijeran de su vida, solo se preocupaba por vivir una vida feliz… o eso era lo que transmitía.

 Pero ¿qué es la felicidad en la no existencia? Para esa persona que no tuvo la oportunidad de existir, la felicidad consistía en ser libre de cualquier atadura, de cualquier modo de estar en el mundo alejado de su opción fundamental de vida. Quizás, hoy esa persona puede escucharme, puede leerme, puede entenderme, aunque no sé si logrará existir en mí.

 Ahora, rodeado de un ambiente religioso, se siente libre y es capaz de expresar todo aquello que vive en su interior. Vivir así, en libertad, no era posible en su vida pasada. Le faltaba madurar emocionalmente, estar integrado.

 Se trata de aceptar lo que es, sin mirar atrás, consciente de todo lo que ha tenido que vivir. ¿Quedará algo en lo más profundo de su ser todavía sin existir?

 Hoy le escribo a mi yo sin existencia, a mi yo no-vivo. Ese yo quiere vivir, quiere ser, quiere existir. ¿Cómo lograr su existencia en mi vida?, ¿cómo darle la oportunidad de existir?, ¿cómo hacer posible que viva en mi vida?

 Solo queda seguir viviendo, apostar a la existencia sin importar lo que antes fue, pero sin olvidar lo que pudo haber sido. En la vida todo se trata de existir en la inexistencia.

4

Dejar un comentario

X