Qué habría pasado

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Me desperté en el vacío, giré el rostro y encontré un reflejo, el reflejo de lo que pude ser si las cosas hubieran sido mínimamente distintas. Si esos días oscuros no me hubieran tocado, si esas manos aparentemente limpias no me hubieran ensuciado, qué me habría pasado, cómo hubiera terminado.

 ¿Qué me diría? ¿«Corre»? ¿Creería en mí misma? Si él luce tan correcto, prístino, académico, cuidadoso. ¿Creería en mí misma ante su perfección? Sinceramente lo dudo.

 Por eso es por lo que callo, me silencio ante su presencia, evito su tacto, aborrezco su voz y sus manos pútridas y blanquecinas, desprecio su existencia y, sin embargo, él sigue rondando cerca y yo me alejo de las personas que quiero. La pregunta sigue en mi mente: ¿si te advirtiera en este momento actuarías distinto?

 Ahora quiero consolar al reflejo; deseo y no deseo advertirle.

 «No serán pesadillas, no será el alcohol, no será un error de borracho, no será tu culpa, no lo provocaste, no lo obligaste, algo en lo profundo de su mente no está bien y ahora mismo no puedes verlo, nadie puede. En él hay una capa tan dura y pesada de maquillaje que nadie ve cómo se descompone, nadie logra ver lo sucio que es. Quisiera decirte que te creerán, que te protegerán, pero no lo sé».

 «No ha pasado, tal vez no te pase, quiero decirte cree en ti y en tus recuerdos, no lo justifiques, simplemente quisiera que eso nunca te pasara».

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