Somos una composición de moléculas, cultura, tradición, ideas, emociones y más.
Yo soy alguien sin descripción, sin cambios, aunque mejoro en cocina, pintura, escritura y a veces tengo la libertad de andar sin prendas. Puedo madrugar con el mismo sueño de avanzar, pero esa motivación no dura más de unos cuantos días. La falta de objetivos es un problema a esta edad.
Yo soy así, me gusta estar en el misterio, soy el objetivo de romper las reglas racionales, sin temor a nada. En manos del enemigo soy un propósito desafiante y altamente peligroso, no te atrevas a un juego de miradas pues perderás.
Así soy yo, cuando quiero bailo con colores y música; soy el centro de la fiesta, mi cuerpo expresa la libertad que no tengo. Me aventuro con las miradas y cuando estoy cansada de dar vueltas me observo como disfrutan los niños.
Así soy y no cambiaré, cuando me dicen que crecemos y cambiamos, respondo que no, en esencia somos eso pequeños soñadores que quieren hacer todo; ahora tenemos miedo y estamos aferrados a la gravedad de la tierra, al ancla que son los padres. Cuando una serpiente muda escamas, deja su antiguo y áspero tejido, pero no ha cambiado, sigue siendo un animal que se desliza. Es diferente cuando se transforma lo sólido en líquido, y eso también sucede con las personas. Tal vez nos convertiremos en algo mejor o peor.
Soy yo, esto de huesos y tejidos, de piel maltratada por el agotador sol, donde mis músculos se trabajan en el campo de cultivos, de manos promedio y uñas ovaladas, palmas con callos ligeros, soy sensible a cualquier mínimo golpe, soy lo que sucede con las heridas que cicatrizan y dejan huella, esas también tengo en las rodillas y los tobillos por el trabajo.
Tengo 24 años, soy fuerte y soñadora, quiero liberarme a mí misma, pero siempre llega la pregunta sobre quién soy. Sensible, apasionada, dramática y leal, una persona que da confianza.
