El alba y tú

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Son las once y media de la noche. La tía me ha llamado para decirme que no vaya, porque el primo cuidará de ti esta noche. Yo me voy contenta para la casa. Ha sido un día extenuante. En el recorrido pienso que definitivamente deseo estudiar, pues las personas humillan cuando se sienten con un poco de poder. Me digo que quiero una profesión loable como el periodismo. Luego pienso que te gustaría que estudiara algo de lo que viva enamorada.

Dos de la mañana. Sueño con muchos niños. Estamos en un departamento desconocido de la zona rural, y yo trato de protegerlos, pero las balas se acercan cada vez más. El sonido del teléfono me despierta. Es de allá. Me dicen que los pulmones no quieren trabajar más.

Te vas con la llegada del alba. Te llevas las melodías en la casa de la abuela. El punteo de tu guitarra hoy me recuerda que no alcancé a mostrarte que cumplí mis sueños. Que me arriesgué a enseñar en un departamento en zona roja. Me habrías dicho que no viniera. Pero mi vocación por enseñar y mostrar que existe un mundo libre del conflicto que se vive en estas montañas, me ha llevado a tomar esta decisión.

Te extraño abuelo.

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