El ave colorida

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La muerte es un pájaro de colores apacibles. Se posa en los hombros buscando calor humano. Roza las mejillas y sonríe amablemente. La muerte es dulce y cambia de matiz: es azul, verde o roja. Su cambiar de plumas transmite calma. La muerte es apacible.

¿Por qué es tan difícil hablar de ella? ¿Por qué no aceptamos que todos, en cierta medida, tenemos ganas de morirnos? ¿Por qué hacernos creer que la vida es magia y felicidad cuando los momentos alegres son realmente muy pocos? ¿Quién nos sembró la necesidad de resistirnos y aguantar la pesadez de la existencia?

Desde una perspectiva pesimista, la vida es eso que pasa mientras esperamos la muerte. Porque, queramos o no, todos estamos en su espera. Unos más risueños que otros, unos más acompañados y otros en profunda soledad, pero al final la muerte es lo único que todos podemos esperar.

El ser humano es como Sísifo: carga una piedra día a día con el objetivo de alcanzar el éxito. En este escenario la muerte es la gran libertadora que quita la cadena y elimina toda preocupación o atadura terrenal.

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