Tengo un hombre guapo y maravilloso a mi lado, pero no lo puedo ver. Solo veo los quehaceres de la casa, las obligaciones diarias. Me desanima tanto.
Al mirar a mi niña interior, puedo ver que me convertí en todo eso que no quería ser. Y él me lo refuerza. No he podido dejar la tentación de escribirme con personas maravillosas que me hacen sentir especial, que me llevan a vivir en la ilusión de que las cosas pueden ser diferentes.
Aunque puedo arriesgarme a cambiar las cosas, no quiero hacerlo. Amo despertar a su lado, ver esos ojos que tanto me gustan y su sonrisa que me hace olvidar de todo. Sin embargo, al levantarme vuelvo a la realidad.
