Mujer, querida, sé que no hablamos hace tiempo. Y mi mala memoria ha hecho de ti un recuerdo borroso. Vives en el pasado. Igual de joven, tímida, silenciosa y cautelosa.
Sé que fuimos felices juntas, pero las cosas cambian. Encuentro escritos tuyos por todos lados y recuerdo cuánto miedo te daba escribir. Hasta tu color favorito ha cambiado. Ahora es el amarillo.
Tu amor estaba completo, pero aún siento que hay una pieza perdida. No temas, mujer, querida, porque todo saldrá bien. No olvidas, pero aprendes a recordar sin dolor. Terminas, pero inicias un nuevo camino sin temor. Él y tú se perdonarán y, aunque la vida los separe, no habrá dolor.
No te mentiré. Hubo días dolorosos y oscuros. Pérdidas y desilusiones. Pero llegaron tiempos mejores: serás radiante y feliz. Estarás con las personas que debes.
Te recuerdo acompañada. Llena de amor y sol. Deseo que eso siga en mí. Agradezco tu fortaleza por seguir viva. Aunque los días fueron duros y te rompiste, volviste hermosa y resistente cual kintsugi.
Mujer, querida, quiero decirte que lo hiciste bien. Supiste vivir. Gracias a quien fuiste, soy. El tiempo no se detendrá hasta que tú, y todas las que hemos sido, se vuelvan una otra vez.
Viviste como mejor pudiste. Nunca olvidaré la fortaleza que me enseñaste a tener, la ternura con la que amas, o la luz con la hiciste feliz a otros sin temer.
Te amo, y te agradezco. Aunque tú ya no eres yo, yo siempre seré tú. Honraré lo mejor de ti y aprenderé a ser mejor de lo que fuiste. Para ti, para mí y para las que vienen. No temo, y mucho menos dudo, que la vida es un ir y venir. Vivo mi presente, pero con pequeñas partes de ti.
