
No existes. O ¿has existido siempre?
Entre mis palabras,
entre la abertura de mis labios,
y en la punta de mi lápiz.
Quizá no te conozco,
pero en mis pensamientos apareces
como una idea incesante.
Una lluvia de ideas
que termina materializándose en mi mundo.
Aterrizas cual sabor dulce en mi lengua,
y te deslizas hasta un lugar de mi cerebro
como suaves alas reales de ligeras plumas.
¿Existes? O ¿aún debo comprobarte?
Demostrar a otros de tu invisible existencia;
nuestra existencia.
Has nacido de mí.
Sales arrojado, escurrido y plasmado
en un millón de voces.
En figuras y luces que abren el abismo vacío
en la cúpula del otro.
Apareces en diferentes formas,
pero sigues siendo tú
existiendo en una huella escrita
por la letra de alguien más.
Una existencia que nunca supo
ni de ti, ni de mí, ni de nadie.