
Te espero en el sillón del trabajo.
Te espero con alegría
frente a la mesa de nuestro restaurante favorito.
Te espero después de una copa de vino.
Te espero con nostalgia
mientras observo los colores de todos los autos.
Y en el recorrido pensativa a casa,
te espero con ansiedad.
Te espero sosteniendo el picaporte
de lo que llamamos hogar.
Con lágrimas te espero.
Te espero después de ver la hierba verde
y las verduras crudas.
Es verdad que ya no hay nada que esperar.
Aun así,
te espero.