Tengo alma, mamá

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de marzo de 2024.

Cada que me quiebro en llanto, o colapso mentalmente me pregunta «Mijo, ¿qué te pasa? ¿Qué tienes?», me gustaría responderle: «¡Tengo alma, mamá!». Desde que nací, mi alma solamente quiere crear, ¡y no la dejan! Le ponen mil trabas, y así nomás no.

Sentirse encadenado, sin estarlo. Saberse sin tiempo, pero tener todo el tiempo del mundo. ¿A poco a ustedes no les ha pasado? Es la peor sensación que existe. «Igual que el poeta que decide trabajar en un banco», como en la Oreja de Van Gogh.

Y, ni modo. La vida nunca va a ser justa. Es imposible pensar que lo sea. Somos muchos y no hay nadie allá arriba encargándose de cumplir los sueños de todos. Nos toca a nosotros hacerlo bajo cualquier circunstancia. Llueva o truene.

¡Quisiera gritarle y enseñarle al mundo tantas cosas! Pero, simplemente mis alas no han aprendido a volar todavía. No me dejan. ¡No me dan el tiempo!

Tiempo. Tiempo. Tiempo. ¿Qué es? Es la idea, la consciencia y la ilusión de que nosotros y los acontecimientos vamos solamente hacia adelante. Sólo existe porque nosotros tenemos memoria. ¡Ay, bendita memoria! Tantas cosas bellas que hay por recordar, y otras muchas que debería olvidar.

Creo que entre toda esta palabrería acabo de descubrir que, la solución a mis problemas es más fácil de lo que imaginé.

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