
En ocasiones olvido que volaste hacia otra vida.
Me gusta imaginar que no te has ido y que estás aquí, a lado de todos los que te echamos de menos. Te veo en ese cielo azul resplandeciente de cada atardecer. En el lucero más brillante de una noche estrellada y en la presencia de un pajarito en mi ventana.
Setecientos treinta días de ausencia y un pasado de aventuras, emociones y mucha compañía.
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