Como un pequeño gato

pexels-beratilgin-14661010-scaled-thegem-blog-default

Soy como un pequeño gato solitario que se acostumbra a un nuevo hogar. Uno que, con el tiempo, se olvida de las mañas que aprendió para sobrevivir en la crueldad de la calle, y comienza a habituarse a la rutina de la persona que deliberadamente lo salvó de una tempestad.

Como los gatos, mis sentidos se agudizan para descubrirte entre la multitud. Los músculos de mis oídos me orientan en tu dirección; han memorizado el tono de tu voz y el ritmo de tus pisadas. Mi nariz recibe tu perfume como un festín de olores exquisitos; mi boca instintivamente se separa permitiendo que el vomeronasal se impregne con tu aroma, saboreándote anticipadamente.

Me preparo para cazar a mi presa. Los radares en mis bigotes me ayudan a moverme estratégicamente entre los obstáculos que aparecen y nos separan de encontrarnos. Mis pupilas se dilatan calculando con precisión la distancia hacia ti, mi objetivo, incrementando las probabilidades de éxito. Me aproximo sigilosamente desde la periferia; me abalanzo sobre ti, pero mi cascabel verde con negro me traiciona y anuncia mi presencia dándote tiempo de prepararte para atraparme al vuelo. Crónica de una bienvenida anunciada.

Tus brazos abiertos me reciben gustosos después de un viaje. La expectativa de verte tras un largo periodo de ausencia me mata. Doy un par de vueltas a tu alrededor, asegurándome de compartir mi olor contigo; (in)conscientemente marcando un territorio para informar al resto donde están mis dominios. Me froto acariciándote suavemente. Me convierto en un ovillo dentro de la íntima postura de protección que adoptas. La explosión de serotonina me recorre y los impulsos eléctricos se apoderan de mí. Ronroneo en un suspiro para tratar de comunicarte la felicidad en la que me sumerges.

Desde que te conozco soy como un pequeño gato. Suerte que amas los gatos.

9

Dejar un comentario

X