Connor Cruise

dna-163466_1920-thegem-blog-default

Connor Cruise. Sin duda el chico más agradable que jamás conocí. Su carisma, su humor y su forma de pensar me hicieron tomarle cariño con el tiempo. No se trataba de ese cariño que todos conocen como enamoramiento, para nada; era ese cariño que se tienen dos hermanos cuyos padres les enseñaron a quererse desde pequeños. Fue un lazo que atravesó las células de nuestro cuerpo, hasta que finalmente encontró la forma de unir nuestros ADN y convertirnos en familia. Él era mi familia.

Dicen que las amistades entre hombres y mujeres no son reales. Que una relación fallida entre mejores amigos siempre terminará mal. Mentirosos. Connor y yo siempre habíamos buscado la manera de compartir el final de cada día, de reír al final de cada llanto, de encontrar la salida ante cualquier agujero de dolor que nos atrapaba. Pero también dicen que las cosas perfectas no existen. Que todo aquello que hay en nuestro camino siempre tendrá imperfecciones. En eso tenían razón.

Nunca conocí a alguien que se llamara Connor, ni tuve un mejor amigo siquiera con la misma inicial. En realidad, no sé quién es Connor Cruise. Mi mente obsesionada con la imaginación creó un mundo diferente al mío; un mundo bizarro donde el rosa es mi color preferido y las mariposas vuelan y se posan sobre mi rostro. Un universo en el que Connor Cruise fue el mejor amigo que un día yo deseé, y su amistad hacia mí, era real.

0

Dejar un comentario

X