
Nunca se valora lo ausente.
Solo cuando yace dentro;
en lo profundo de las capas del corazón.
Aún después de la esperanza,
intacta en el fondo se encuentra la razón
de aquello que se anhela y que jamás volverá a ser.
No habrá revancha,
ni pelea que logre un retroceso.
No hay nada que duela más que un hubiera
hundido en lo que ya no existió.
Para mí, son simples quimeras
de algo que amaba y que no cedió.
Aunque la esperanza es lo último que muere,
de todos los males de Pandora, es el peor.
Aquel que brotó al último, tan vaporoso.
Si la esperanza también sale de la caja,
¿Qué había realmente en su interior?
Lágrimas que caen en el silencio de la noche
desde la profundidad de mis adentros.
Las voces de mi mente repiten mil reproches,
encargados de arruinar los amores perfectos.
Especialmente el último:
el más fuerte que sentí.
Cómo desearía que fueras para mí.
Las despedidas son sal para este corazón.
Son una herida abierta;
siempre abierta a la razón.
Quisiera encontrar un consuelo,
siquiera una realidad.
Estoy cansada de este sueño.
Permítanme despertar ya.
Lo único que quiero es repetir,
cuando antes de dormir, te decía «Te quiero».
Sé que me ves y me lees;
nunca me has dejado atrás.
El amor nuestro ha cambiado,
pero el llanto sigue igual.