Esta carta tiene un destinatario específico,
que espera mucho sin sacrificio.
Un ente informal que a sí mismo se coloca etiqueta,
que se jacta de madura simpleza.
Es un hombre que ha robado mis suspiros,
cuando debería haberlo evitado.
Uno que se hizo pasar por superhéroe,
pero zarpó con la corriente.
De sus conquistas se escucha llanto, emoción y río bravío.
Culpa mía es no ser correspondida.
Pagué por adelantado con emociones,
lo que con acciones jamás me han prestado.
Digo que no tomo el mismo tren,
pero siempre me asiento en la misma estación
esperando el momento para quejarme
de que en mi corazón no ha parado.
Esta carta tiene un destinatario específico,
a quien a punta de ira varias letras le derramo:
un hombre insulso que no sabe lo que quiere.
Aquel que, con tal de no omitir presencia, voz, ni voto,
optó por soltarme y olvidarse de quererme.
Conocedor de muy poco.
Sabio que no sabe nada.
Un fulano vacío.
