
Cuidad de la Furia, Soyapango
Noche lluviosa de agosto 10, 2023
Hay tantas cosas que escribí a alguien que no existía; cosas bellas y horrorosas. Entre tanto y tanto, apareces vos conmigo en este abrazo indescriptible, hablando durante días de las vicisitudes cotidianas, de la vertiginosa rutina en nuestras oficinas y de nuestros pensamientos; quizás no los más profundos, pero sí los más cercanos.
Tengo mucho tiempo de no escribir. Ni siquiera a mí misma. He decidido hacerlo porque estas letras se escriben en anónimo. Quizá nunca decida enviártela, o tal vez me carcoma el sentimiento de explotar y confesarte que me imagino a tu lado. Me gustaría que estuviéramos en aquel parque en donde nos recostábamos bajo la sombra de un árbol; donde la tranquilidad y el silencio acariciaban mi corazón.
Siempre he pensado que la ternura es revolucionaria. Tal cual lo dicen los memes posmodernos de nuestros tiempos. La ternura, el afecto, el amor en sí mismo, son sentimientos perdurables y codiciados en este mundo caótico y con miedo. No te avergüences, cariño, de mostrar ternura conmigo. No tengas miedo pues intentaré resguardarte y llevarte conmigo a todos lados. Estarás en los besos enredados, en los abrazos cálidos, en las risas y en las confesiones sobre lo que nos duele a solas. La ternura es una cosa inexplicable en palabras. Solo queda disfrutarla y darla, si la tienes, por montones. La vida es breve.
No sé qué pasa en este mundo o a mi alrededor. Ayer me di cuenta de que una chica que conocí en la universidad murió; y así unos cuantos más. Se me hizo un nudo en la garganta pues, aunque no éramos amigas, nos vimos un par de veces. No lloro su partida como sus cercanos, pero me estremece pensar que nuestra existencia es tan efímera que se va en un suspiro.
No te adormezcas, cariño, tras la promesa de eternidad. Estamos aquí. Por ahora, puedo llenarte de besos y tú a mí. No tengas miedo, cariño, que la ternura es revolucionaria.