La muerte de mi padre

pexels-alex-sever-89807754-14961141-scaled-thegem-blog-default

No todo fue malo.

Prefiero quedarme con lo bueno,

pensando en que pereciste.

Al menos eso es consuelo.

 

Aunque parezca que no duele,

me causa desconcierto saber

que nunca me quisiste.

Solo fui un objeto para ti.

 

Ahora entiendo que me utilizaste

para dañar a mi madre.

Me hiciste dudar de ella.

De ella que es tan buena.

 

Te quedó grande el papel de padre.

No supiste cómo guiarme;

me atrapaste con tus mentiras

para solo manipularme.

 

Me engañaste.

Me lastimaste.

Lloré, reí, sufrí,

Y volví a llorar.

 

Me quitaste lo que amaba tanto:

mi morada,

mi madre amada,

mi estabilidad emocional.

Por ti conocí la ansiedad.

 

Pero hoy te perdono.

No por ti,

si no por mí.

Porque quiero estar bien

y vivir sin rencor ni odio.

 

¡Que te vaya bien!

No te deseo nada malo.

En estos versos saco todo

por lo que he llorado tanto.

 

La culpa que yo sentía

de ser una mala hija

por creerle a quien no conocía;

para quien nunca fui prioridad.

Alguien que no me quería.

 

Te quedó grande el papel de padre.

No supiste cómo guiarme.

Me atrapaste con tus mentiras

solo para manipularme.

 

Recuerda mi infancia

y como en esos recuerdos,

no me busques,

no estés conmigo,

no te preocupes;

de mi vida no seas testigo.

A pesar de perdonarte,

no te quiero cerca mío.

 

Te perdono

para estar bien conmigo.

Pero yo no tengo padre.

Él murió

porque tú lo mataste.

11

Dejar un comentario

X