Lo que escribí para alguien que no existía

pexels-muffin-2203685-scaled-thegem-blog-default

Anhelo, afán, ilusión;

deseo vehemente de conseguir alguna cosa.

Estado a futuro.

No existe aún, ni existirá.

 

Mi mamá dice que

cuando se cierra una puerta,

se abre una ventana.

No quepo en esa ventana.

 

Estaba segura de que mis alas eran más grandes.

Eso pensaba yo.

 

Tenía un anhelo grande, uno que me hacía sonreír como estúpida. Como cuando no quieres que te van sonreír. Pero estaba sepultado, aplastado, enterrado en el fondo de tanto pensar: que no soy suficiente, que no podré lograrlo, que eso no es para mí; para otros sí, pero no para mí. Pesan tanto esas palabras que sepultan y apagan mi anhelo. Era mejor dejarlo así porque ¿qué pasa si lo dejo salir? ¿Qué pasa si todos me ven disfrutando y luego no funciona? El anhelo sólo existe hacia el futuro, y el futuro no se puede predecir. Por eso pensé que era mejor esconderlo, echarle tierra encima, hacerlo pequeñito. Aunque de igual forma lo sentía en el fondo de mi estomago, me hablaba. Decía: «Estoy aquí, pero escóndeme, que nadie me vea, que nadie sepa que existo dentro de ti». Es mejor. Así cuando las cosas salgan mal no tendré que esconderme avergonzado, porque tú me escondiste primero. Será más fácil afrontar cuando todo se derrumbe; cuando no logres lo que querías. Podrás decir: «Yo no quería tanto eso. Eso no era lo que yo soñaba, ni lo que tanto deseaba que pasara».

Perdóname anhelo por no traerte lo que tanto esperabas. ¿Ahora qué voy a hacer contigo?

0

Dejar un comentario

X