Lo que escribí para alguien que no existía

pexels-lanophotography-147634-scaled-thegem-blog-default

Quiero entender la manera en la que me quieres, pero no puedo. Me miras a los ojos y me dices que me quieres, pero cierras la puerta muy fuerte. Cuando caminamos por la calle, te da miedo agarrarme la mano. Siento tu corazón acelerarse cuando me acerco, pero también te veo mirar por encima de mi hombro cuando te abrazo. Quiero entender como quieres que te quieran. Quiero entender porque me quieres de esta manera; porque dices quererme cuando nuevamente me alejas. Entenderte es complejo y me hace daño. Ojalá algún día te quedaras, te sentaras y me contaras qué parte de mí hace difícil que me quieras, y qué parte de vos hace que sea tan complejo entender cómo quieres quererme.

Yo no creo que los ojos mientan, pero los tuyos me dicen tantas cosas que a veces siento que lo hacen. A momentos parece que me quieren, que me buscan, que sonríen cuando me cruzan. Tus ojos me hacen creer que hay una parte tuya que todavía me quiere; me hacen creer que aún piensas en mí. Me hacen sentir que los sábados me extrañas, aunque no me lo digas; y que los domingos esperas mis buenos días. Aunque me mientan, yo sigo aquí, esperando que un día sea verdad lo que me cuentan.

Aprendí a aceptar que no me elegirás al despertar. Decidirás despertarte lejos de mí. Sabrás que el color de mis ojos no te gusta lo suficiente como para mirarlos diariamente. Ya acepté que la vida no fue la que nos alejó, fuiste vos al pararte enfrente mío y decidir que no podías quererme a pesar de que yo te quería como nuca voy a querer a otra persona. Un día dejé de aferrarme a la idea de que ibas a volver y aprendí que vos no me querías. Que nunca me elegirías.

«Ahora no, pero quizás en un futuro», dijiste cuando nos conocimos. Ya no te conozco. Pasó mucho tiempo y ahora sé que nunca dijiste la verdad. Vos te fuiste hace mucho. Abriste la puerta de golpe porque ni siquiera te dio miedo hacer ruido. Desde ahí hasta el día de hoy, pasó mucho tiempo; pero nunca llegó el futuro del que hablabas. Quizá nunca quisiste que llegara. Cuando nos conocimos me dijiste «Ahora no», pero también me diste un apodo tierno y cinco palabras más para no lastimarme. Hoy vivo ese futuro. Pero no hay apodos, mensajes, llamadas, ni besos de despedida. Estoy sin vos.

5

Dejar un comentario

X