Manzanas rojas

pexels-nogman-14833259-scaled-thegem-blog-default

Hay tantas cosas que me gustaría decirte ahora mismo, pero no entiendo por qué siempre tienes que irte. Tú y yo no tenemos la misma relación de antes; ahora eres más cortante. Me pregunto si tu cambio fue mi culpa, o si en verdad merezco tu trato. Aún después de todo lo que he pasado a tu lado, no consigo odiarte. Pero mi sentir por ti ha cambiado. Tal vez sea una exageración mía. Quizá de todo lo que pienso, nada es así.

A veces me pregunto si te importo, pues nunca me preguntas cómo estoy, o si mi día estuvo bien; que son cosas sencillas a mi parecer. Ni siquiera logro que de tu boca salga un «Hola, hija».

Papá te necesito…. más que a nada en este mundo.

Mi mamá y mi hermana lo esperamos en la sala de estar. Esperamos que toque la puerta pidiendo que le abramos, que nos cuente cómo le fue en su trabajo, que nos dé una manzana roja como antes. Sigo esperando una reflexión, una plática entre padre e hija, que salgamos a algún lugar. Esperando, esperando… Esperándolo.

Quisiera regresar a aquellos momentos donde reía sin parar, y que ahora son simples recuerdos que invaden por las noches mientras me recuesto en mi cama. Siempre, al cerrar lentamente mis ojos, las lágrimas recorren mis mejillas hasta caer en mi almohada. Me aferro a un oso de peluche tratando de ser silenciosa, pues no quiero que mi hermana escuche. Tal vez aún no comprenda exactamente lo que sucede, pero no quiero que me vea como alguien débil que llora en las noches. Sin embrago, un nudo en la garganta no se puede controlar. Lo peor que se puede experimentar es vivir de recuerdos que vagan en mi interior, esperando a que alguien cambie.

34

Dejar un comentario

X