
Adorné con plumas sueños imposibles;
coleccioné alas y colores, olvidándome de mí.
Te pinté la luna y te imaginé en ese árbol
tratando de tenerme sin que fuese tuya, ni de nadie.
La iluminé para ti.
Sembré flores, árboles, pasto y agua;
destellos blancos y luciérnagas brillantes.
En ese atrapasueños me enredé.
¿Qué soy ahora para ti?
Fuego ardiendo en hilos, plumas y óleo;
llamarada que consume recuerdos y aromas.
¿Qué más puedes incendiar que te lleve a mí?
Incendia tu mente, corta tus brazos.
Oblígate a dejarme.
Tu traición me duele.
Tus llamas que todo incendian,
tus manos que todo rompen,
tus lágrimas que nada sanan,
me duelen.
Duele
el perdón que sale de tus labios
y no es capaz de llegar a mi corazón.