
Puedes contarme la canción que escuchabas en la secundaria, el amor imposible que nunca se dio, las cartas que enviaste a tu amada, las heridas que dejó el amor. Puedes relatarme todos los recuerdos que nunca se irán; lo que dolió, pero que ahora es una sonrisa más. Puedes decirme lo que hay en tu memoria, podemos viajar en el tiempo, navegar en recuerdos, conocer distintas visiones del mundo. Incluso, podemos tomarnos un café o sentarnos en la acera para recordar la vida entera; para indagar en tu cápsula del tiempo.
Puedes describir qué hacías un martes por la tarde, o cómo era tu vida antes de las redes sociales; las tardes con amigos, los bailes, los gritos, los juegos de niños. Todo lo que sentía el corazón en ese momento. Puedo escucharlo. ¡Quiero escucharlo! Regálame un segundo para descubrir tu trayecto.