Esta carta es para mi pasado yo.
Alguien que ya no existe del todo,
pero alguna vez existió.
Te preguntarás cómo estás o cómo estoy.
Déjame responderte hoy en día:
estamos bien, relativamente.
No hay nada que me preocupe realmente,
aunque me pone nervioso el tiempo y su paso.
Mientras él corre, yo ni siquiera avanzo.
No me malinterpretes,
ni te vayas a preocupar.
Estoy muy bien para un chico de mi edad,
pero a veces me siento mal,
porque siento que tú merecías más.
El camino que tomamos me quitó algo de luz,
por eso ya no brillo como solías hacerlo tú.
No te preocupes, la estoy recuperando.
Poco a poco hemos avanzado.
¿Recuerdas que siempre te costó el inglés?
Pues seguí haciéndolo y algo avancé.
Aunque no sea por mucho,
soy más fuerte que ayer.
Y ahora más flexible también.
Es cierto, nos quitaron atención.
Llegué a sentirme solo y olvidado,
pero encontramos personas que me dieron salvación.
Siendo honesto,
estar solo no es tan malo.
Dejamos de llorar,
pues lo confundimos con el hecho de madurar.
Lamento que tuviste que aprender,
de una manera tan cruel,
que llorar es sano.
Llora.
Llora cada que haya necesidad.
No lo guardes hasta explotar.
Perdón si te hice sentir así.
Sácalo todo,
yo estoy para ti.
Ama como tú sabes amar,
sufre lo que tengas que sufrir
y vuelve a levantarte,
pues eso es lo que amo de ti.
Es todo,
perdón por no ser exacto.
Eso le quitaría el sabor.
Recuerda que te amo
y te agradezco
por hacerme quien soy.
