Todos hablan de la bonita sensación que es estar enamorado, de lo bonito que es encontrar en otra persona tu complemento y compartir parte de tu existencia con quien crees que podría ser el amor de tu vida. Pero cuando despiertas de ese bonito sueño, te das cuenta de que solo fue un instante: un maravilloso instante que te dolerá por el resto de tus días.
De ese momento surgirán cientos de cuestionamientos que seguramente reflexionarás por la noche con unas cuantas lágrimas en los ojos. Y ahí mismo llegará la resignación.
Duele, ¿verdad? Pero es peor seguir aferrada a una persona que quizás no sintió ni la mitad de lo que sentías, que no daba ni un poco por ti, que te dejó ir tan fácilmente sin importar tus sentimientos.
Ese es el dolor que todos enfrentamos por la necesidad de ser amados.
