Le escribo a lo nuestro que no existe
y que nunca existirá.
Entre baladas azules que te rompen,
entre cuchillos de verdad.
Escenas bailan en mis memorias
como si del pasado se tratase.
Condenada del amor,
pecadora por pensarte.
Vivo entre mis fantasías
ignorando la verdad,
pero si esto es un sueño
¿por qué los cortes me lastiman?
Te beatifiqué sin conocer tus milagros.
Ahora todas las flores son para ti.
Construí un altar en tu nombre,
con la pura idea de ti.
Esta noche me despido
con mis últimos suspiros,
pasando mi fe de santo,
deseando un dulce olvido.