Orgulloso de un gran corazón,
ignorante de su contenido,
pensó ser merecedor de lo consagrado
cuando la prueba no logró pasar.
Su verdadero ser salió a relucir.
La emergida bestia sin distinguir
a todos hizo daño por igual.
La persona en el espejo
resultó lo opuesto a su reflejo.
El ser que creía ser
nunca existió en realidad.
Pero eso ya qué más da.
Muchos así en esta vida:
conflictuados por quienes son;
desmotivados por quienes son.
Frustración hacia quien desean ascender.
Condenados por la brecha de lo que son
y lo que desean ser.
Algunos de aquellos condenados
buscan la paz en medio de su caos.
No abandonan la lucha interna:
el bien contra el mal,
el héroe contra la bestia.
Pues ambos existen en la misma alma.
Golpean hasta con la linterna
con la que deambulan por la oscuridad,
Pero ésta, sin piedad, invade sus corazones.
La lucha se ha perdido.
La bestia invencible ya es.
El espíritu de héroe aguarda ser encarnado,
se convirtió en un ser que jamás existió.