Hoy empecé a dejar de quererte,
pues descubrí que ya tolero tu ausencia.
Me di cuenta de esto porque vi
que eres un ser sin fondo y sin forma,
que te jactas de tener un buen juicio
y no toleras la idea de que alguien más te ame.
Empecé a dejar de quererte
cuando descubrí que dejé de quererme a mí
por darte todo sin que me lo pidieras.
Hoy fue un día importante.
Entendí que me buscabas para no sentirte solo.
Mañana, mañana tal vez
vuelva a quererte más fuerte
al descubrir que quiero que seas tú,
aunque tú no quieras que sea yo.
Mañana tal vez sienta que toco tus labios
con cada sorbo de café,
porque tus besos deben quemar como el hervor.
Tal vez sienta que te amo como nunca he amado
y que no me importa que tú no lo hagas,
porque yo tengo suficiente amor para los dos.
Pasado mañana tal vez volveré a descubrir
que nunca me verás con ojos de amor.
Tal vez descubra que mi cuerpo
no te produce excitación.
Pasado mañana tal vez me dé cuenta
de que nunca me quisiste y nunca me querrás.
Y tal vez por eso me deprima,
tal vez por eso vuelva a llorar;
y exclame al aire cuánto te odio
para darme cuenta de que realmente no te odio a ti.
Odio que no sea yo a quien amas.
Odio que nunca te fijes en mí.
Pero a ti no.
A ti nunca te podré odiar.
Me guardaré cada palabra no dicha,
de cada sentimiento no expresado.
¿Por qué no dejas de querer?
¿Por qué no dejas de llorar?
¿Por qué no la puedes soltar?
Dejémonos llevar por aquellas olas
que desnudan nuestros cuerpos,
aquellas que humedecen nuestras entrañas
y nos mecen a un ritmo escandaloso.
Tal vez si te vieras como yo te veo
entenderías que realmente te amo.
Tal vez deje de pedir tu atención para soltarte.
Tal vez nunca debí amarte.
Tal vez nunca lograrás quererme.
Aunque siempre supe que tenerte era una fantasía,
no impedí que mi pensamiento te idealizara
como lo mejor que me ha pasado en la vida.
Tal vez no debí idealizarte.
Tal vez nunca debí amarte.
Tal vez deba aprender a soltarte.
Sé que nunca voy a probar el néctar de tus labios,
ni tocar tu piel sudorosa.
Nunca me dirás que me amas,
pero yo te seguiré haciendo el amor
en cada verso de mis poemas.
Me has quitado tanto que ya no siento más.
Sé que todo está mal.
Ahora, todos mis versos hablan de ti,
de lo mucho que te he llorado,
de las tantas veces que he explotado por amor.
Terminaste por consumirme tanto,
que mi poesía ha dejado de ser buena.