¿Cuántos son los pasos que uno debe dar para saber que llegó al lugar correcto? ¿Cuánto debemos equivocarnos para saber lo que queremos?
Quizá siempre fue el lugar correcto, quizá nunca nos equivocamos, pero caímos en la ilusión del tiempo. No consideramos que acabaría y acabó… Se llevó consigo nuestras ilusiones y nos dejó sin alma.
Aunque cada vez estábamos más heridos y muertos, no nos detuvimos —aunque quisimos— sea por voluntad propia o la de otros.
Así, rotos, cosidos y quizá perdidos, nos encontramos viviendo más por ellos que por nosotros. Porque nuestros sueños hibernan quién sabe dónde, quién sabe cuánto, como si hubiera tiempo… Y entre tu letargo y mi desespero, nuestros corazones decidieron cantar juntos sin ritmo, sin compás, sin verso.
¿Me querrás siendo aire o siendo fuego? ¿Me querrás en las primaveras y en los inviernos? ¿Me querrás en el ruido y en el silencio? No lo sé, pero yo te querré entre el sur y el norte, entre estofados y espinacas, entre verdes y naranjas.