Me dijeron que le escribiera a alguien que no existía. Ojalá no existieras. Ojalá no existieran tus ojos, tus manos y tus labios que tanto me hacen sufrir cuando no me ven, cuando no me tocan, cuando no me besan.
Ojalá no existieras, pero estoy segura de que no eres producto de mi imaginación, de que existes en mi mente y mucho más en mi corazón. Me vuelvo loca al no verte y decirte de todo este amor.
Ojalá no existieras, pero todo esto no tendría razón.
Tus ojos me hacen creer firmemente en que existe un lugar a donde siempre puedo llegar: tus brazos son mi refugio.
Estoy convencida de que hoy existe mi lugar seguro.