Me afecta mucho la frase “los hubiera no existen”. Comprendo la importancia de enfocarnos en el presente y no en fantasías, pero a pesar de que mis sueños contigo ya no existen, me cuesta mucho estar hoy. Con facilidad penetran los pensamientos y me lleno de demasiados “hubiera” y “ojalá”. Ojalá hubiéramos tenido más tiempo, ojalá te hubiera demostrado más mi amor, ojalá no nos hubiéramos separado esa noche, ojalá, ojalá…
Aquel día compartimos nuestros sueños y planes de vida juntas; de esa vida en la que hubiéramos sido más felices, en la que nos hubiéramos amado. Esa vida que sólo existe en recuerdos que nunca vivimos, y que habrían sido si no hubiéramos tenido que separarnos.
Esa noche no pude dormir. No sabía si por la emoción del día que habíamos pasado, la incertidumbre del futuro que planeábamos o el sentimiento de frustración al no haber podido decir te amo cuando tú lo dijiste. El alba ya iluminaba la oscuridad de la noche, habían pasado trece horas desde que te vi a lo lejos después de tomar caminos diferentes; once horas desde mi aviso “Ya llegué a casa” que creí no habías leído porque te habías quedado dormida; siete horas desde mi último mensaje con un “Perdón, yo también te amo”, que ya no recibiste. Después, tu hermana me informó que no habías llegado y que te estaban buscando.
Me hubiera gustado decir que nuestros sueños ya no existen porque los alcanzamos, y no que se desvanecieron porque hoy ya no estás aquí.