Algún día dejaré de buscar a mi alrededor algún motivo que me evoque tu recuerdo, y perderán significado aquellas canciones que me quitaban la vida por un momento, solo para devolvérmela al siguiente instante. Algún día dejará de llover, y yo dejaré de llorar por ti. Algún día los colores verde y amarillo dejarán de significarme esperanza y amor.
Algún día ese lobo dejará de aullar a la luna por su amado compañero, al que sabe dónde encontrar pero jamás podrá ir a buscarlo. Alguna noche dejará de aullar a la luna pensando en su amado con la única esperanza de que, en otro lugar, la mire de vuelta.
Algún día se detendrán mis pensamientos y comentarios sobre ti y sobre cuánto te admiraba. Algún día dejaré de sentir amor por tu recuerdo; las ganas de probar tu comida se habrán ido al igual que mi deseo por escucharte cantar una vez más.
Alguna noche las estrellas se quedarán esperando ser divisadas por mí, ya que fueron testigos de mi imaginación: ambos las mirábamos titilando en la oscuridad y escogimos una para dar cuenta del cariño que nos teníamos. Algún día, de las millones de estrellas que mires, una se apagará luego de miles de millones de años luz; entonces, tal vez, yo habré dejado de amarte.
Algún día se habrán ido los patos de Valle, tal como se habrán ido los recuerdos en mi mente. Donde todo comenzó. Algún día yo habré dejado de amarte, y no sabrás con exactitud cuándo sucedió. Eso es lo mejor de todo. Lo peor es que yo sé que dejaste de amarme desde hace mucho tiempo. De eso sí me di cuenta.
Algún día el viento correrá por tus brazos dejando la sensación de haberte quitado algo; el sol por su parte calentará en el interior de tu corazón el frío que alguna vez dejé. La luna volverá a ayudarte a dormir y a recobrar tus fuerzas, te brindará la paz que necesitas en tus momentos de desesperación.
Cuando no tengas con quién hablar, el cielo y los árboles serán buenos escuchando, pero te regalarán algo más valioso: escucharte a ti mismo. Si sientes que algún día todo pierde sentido, espera el atardecer, verás que no todo es tan malo; y también observa el amanecer, pues siempre es lindo despertar con una sonrisa. Si te sientes perdido, busca la luz del norte.
Ahora estás listo. Nada te ata y puedes volar, irte, incluso huir. Tu vida te espera, de eso no hay duda.