El amor y sus máscaras

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A pesar de que todos hemos experimentado cierto tipo de amor, no todos conocemos su verdadero significado. Es muy común que confundamos al amor con otras emociones y sentimientos que a veces contienen pensamientos e intenciones negativas, incluso de manera inconsciente.

Entonces, ¿qué es el amor? Unos creemos que el verdadero amor se basa en querer, en celar, en sentirse enamorado, pero esto nos conduce a sentir un tipo de obsesión hacia el otro; sin embargo, debemos saber que el “amor” que va a mano de sentimientos negativos, no es amor, pues el verdadero amor es algo que se da sin la mínima intención de causar daño al otro; se trata de una forma natural de reaccionar a lo que nos rodea, un vínculo mutuo que se da fácilmente cuando se ama de forma recíproca, plena, libre y compasiva, sin tener que fingir para quedar bien con el otro, o con nosotros mismos.

El ser humano viene al mundo con la finalidad de amar, pero, en la actualidad, han hecho ver al amor como algo malo cuando, bajo la creencia de que se está amando, se dejan guiar por el miedo y terminan hiriendo a la otra persona. Estas personas no conocieron el concepto de amor por sí mismas.

Cuando alguien se tiene amor propio, es feliz y reparte ese sentir sin dificultad alguna y, cuando otras personas intentan herirla, no le molesta, pues sabe que reflejan lo que llevan dentro e intenta comprenderlos; sigue dando su cariño para que la otra persona vea que no puede lastimarla fácilmente.

La mayoría de las veces confundimos el amor propio con el ego. El ego es un sentimiento de superioridad que se centra en buscar atención; mientras que el amor propio es saber que la imperfección es lo que te hace ser tú, y por eso no te culpas, ni te juzgas formando sentimientos malos.

¿Cómo es posible amar a otros cuando ni siquiera lo haces contigo mismo? En realidad, no puedes hacerlo, pues no conoces el verdadero significado del amor, al no haberlo sentido hacia ti mismo.  Por ello, cuando conoces a alguien, sueles aceptar lo mínimo que esa persona tiene para ofrecer y tú mismo te haces ideas erróneas o inciertas sobre esa persona, creando algo que no existe.

A veces solemos engañar a los demás respecto a cómo nos sentimos, pero también nos engañamos a nosotros mismos porque comenzamos a creer en nuestras propias mentiras; es decir, creamos nuestra propia idealización sobre lo que en verdad sentimos.

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