Después de la separación vino la calma. ¿O cómo era? En mi caso no vino ni la calma, ni otra tempestad, simplemente un enorme vacío que llené como pude: escribiendo, tomando café, saliendo con extraños, y yendo en talleres de escritura. Eso último le dio sentido a mi vida por un tiempo… Luego, otra vez nada.
Hoy decidí escribirte a ti, a quien creo que fuiste. Un desconocido ahora. Una persona totalmente ajena a quien amé y a quien se construyó a sí misma a partir del amor compartido y la dulzura de los sueños conjuntos. Ahora, la amargura de no haberlos cumplido. Ya no existen más.
Mi yo de ese entonces ya no existe, ahora soy otra, es otra quien te escribe, es mi versión rota y en reconstrucción. Mi madre viene a verme cada que puede, mis amigas me visitan ocasionalmente. Me traen pancito, fruta y hojas de guayaba para hacerme un té y atravesar las penas con un poco de alimento en el estómago. Mis dos hermanos solo me miran con compasión y uno que otro fin de semana vienen a mi departamento y vemos la saga de Star Wars acompañados de palomitas y helado.
—¿Siempre será así? —le suelto de pronto a uno de mis hermanos—. Estoy exhausta de este sentir. No lo soporto más.
—Quizá no, ¿sabes? —me respondió reflexivo. Y al ver mis ansias por saber más, continuó —. Siempre hay momentos en la vida en los que todo es gris y oscuro, pero luego las cosas se acomodan, y sale la luz. Ya lo verás.
Él todavía te recuerda, y te extraña. Añora los días de verano en que ambos jugaban en la consola de videojuegos, o las pláticas tendidas sobre las cosas de la vida. Te recuerda con cariño, pero eso tampoco ya no existe.
Vierto estos pensamientos llenos de recuerdos y nostalgia para exorcizar mis demonios y mis penas. Me dirijo a ti para que te vayas de una vez por todas con todo ello. Te entrego este fragmento, te dejo que lo tomes prestado a pesar de no sentirlo tan mío todavía, pues reunir estos pedazos de mí ha sido una de las tareas más duras que he tenido que llevar a cabo. Te concedo el acceso a mi alma pues quizá aun no aprendo a cerrarme ante ti después de todo.
Continuaré plasmándolo todo. Idea y sentimiento. Pues, aunque hace frío, sin ti no se está tan mal; se vive y se es. Se trata de la posterior existencia.